jueves, 18 de octubre de 2012

Testimonio

La descripción de un caso clínico nos permitirá ver como en la historia de alguien que padece Epilepsia, se van adhiriendo los trastornos psicológicos como consecuencia de las vicisitudes que ha atravesado el sujeto.
Pedro asiste a consulta, remitido para evaluación sicológica que clasifique su egreso a la escuela especial. La madre de Pedro comenta: Doctora, Pedro no aprende pero lo peor es que es muy inestable ¿y sabe porque? por la enfermedad que tiene en la cabeza. Figúrese Doctora, que el médico me dijo que había que tener mucha paciencia con el niño; por lo menos eso fue lo que le entendí, y yo he cumplido; no he dejado que le falte nada, lo protejo, lo cuido, lo mimo, ya no me falta sino sufrir por él, el ataque. Claro que yo duermo con él, porque usted sabe, de pronto le da “eso”.
Se le pregunta a la madre: ¿Cuál cree es la causa de la Epilepsia en su hijo? A lo que responde: “Pues vea Doctora, eso mi Diosito lo hace muy bien; fíjese que mi marido me pegó cuando yo esperaba a Pedrito. El no respetó ni siquiera la vida que yo llevaba dentro, eso Diosito lo castiga, y para acabar de ajustar, tan pronto el niño nació, él nos abandonó y usted sabe las dificultades de esta vida así”.
Pedro asiste a la consulta, saluda temeroso y desconfiado, y pregunta: ¿El niño que acabó de salir también es anormal? Se le pregunta acerca de lo que quiere decir anormal y responde: “así como yo”. ¿Y tú cómo eres? Se le interroga y responde. “Mi mamá me dijo que loco y anormal”. Y luego que piensas tú de eso que te dijo mamá? responde Pedro: “pienso que es verdad porque a mí me hicieron un examen en la cabeza para revisármela, fue con unos alambritos, y después le dijeron a mi mamá que el resultado había dado anormal. Por eso es que me tengo que tomar la pastilla, para que no sea tan loco y curarme de los ataques que sufro.
Esta parte del historial denuncia claramente, en manos de quién se encuentra el destino de Pedro y de muchos otros niños. Denuncia cómo según los significados que trasmite la madre se va marcando la ruta que transitará el hijo. Pero también tenemos que mencionar que esta ruta demarcada en unos como frustrante, en otros casos ha sido gratificante y benéfica.
Pedro contribuye su propia imagen, con el discurso enunciado y trasmitido por la madre, discurso que le da sentido a su existencia, con los predicados “Loco” y “Anormal”; predicados que lo ubican en un lugar en donde queda atrapado al no ser reconocida sino la imagen que lo identifica con locura, anormalidad, rechazo, y exclusión, convirtiéndose su existencia humana en un conflicto.
Pedro padece de Epilepsia, nació y se crió dentro de ese proceder; hecho que le dificulta al saber de su padecimiento real. Su cuerpo lo percibe deteriorado, dañado, averiado, su cabeza es fuente de destrucción, es allí donde ha quedado ubicada la fuente del morir a través de la presencia de las convulsiones.
Todo esto dado a Pedro, incide en sus relaciones con los otros, obstaculiza el desarrollo de sus potencialidades, y obtura su acción sobre el mundo, acción como sujeto deseante.
La sentencia instaurada en la infancia como el caso de Pedro “Loco” y “Anormal” es un fallo que debe cuestionarse, a fin de posibilitar la reanudación de un desarrollo emocional al que fácilmente puede ser sano.

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